La formación profesional y pedagógica del docente universitario

Marcela Hernández Isaás,
alumna del primer semestre del doctorado en Educación

 

De acuerdo con el reporte de la Universidad Nacional Autónoma de México (México U. N., 2020), con corte al 15 de febrero de 2021, los 50,794 trabajadores con nombramiento académico que integran la planta docente desempeñan tareas sustantivas bajo el principio de libertad de cátedra y de investigación, cuya misión es formar profesionistas, investigadores, profesores universitarios y técnicos útiles a la sociedad (México A. A., 2021-2023). En esta casa de estudios se brinda a sus catedráticos programas de profesionalización en ciencias de la educación y capacitación disciplinar continua.

Es común que la mayoría de los profesionistas que se integran a la docencia universitaria posean los conocimientos mínimos necesarios y esenciales para iniciar su práctica laboral docente; al menos, así se considera en la mayoría de las instituciones universitarias de nuestro país

Los docentes son profesionistas que provienen de diferentes áreas del conocimiento, incursionan en la docencia por convicción personal, o como un medio laboral viable para desarrollarse en el campo productivo. Lo anterior se pone de manifiesto porque, a pesar de la buena preparación profesional, el nivel de aprovechamiento en el aprendizaje por parte de los alumnos es limitado, provocando bajas calificaciones, desaliento, fastidio e incluso deserción en las instituciones educativas (Rodríguez Vite, 2017).

Incursionar en la enseñanza superior se torna interesante, ya que la mayoría de los académicos que no ha recibido una formación y capacitación pedagógica adquiere, a través de su práctica docente, habilidades y destrezas para ir construyendo estructuras didácticas que les permiten motivar y promover el aprendizaje de sus alumnos organizando diversas formas de interacción grupal, consolidando un sistemático manejo de grupo e implementando distintas rutas de aprendizaje a través de la experimentación de nuevas formas de enseñanza, con lo que desarrolla escenarios de comunicación afectiva y asertiva en el aula. Estos docentes innovadores utilizan herramientas digitales, establecen relaciones colaborativas y cooperativas entre alumno-profesor, profesor-profesor y profesor-institución.

En este sentido, el docente juega un papel esencial en la trayectoria educativa del alumno; sin embargo, cuando el sujeto que encarna al profesor carece de personalidad educativa y muestra desinterés hacia su propia práctica, lo manifiesta con actitudes apáticas, ejerciendo modelos de enseñanza bajo esquemas tradicionales, o se le puede observar en una zona de confort, sin comprometerse con la formación y preparación de los futuros profesionales, lo que puede provocar en los estudiantes molestia, fastidio, enojo y, en casos extremos, deserción.

De ahí que, en las instituciones educativas, la formación y profesionalización de los docentes universitarios sea fundamental. No solo debe ser de manera heterogénea y con calidad variable, sino que debe permitir el avance y evidencia del conocimiento acerca de los métodos de enseñanza, la incorporación de la tecnología, el perfil de los educandos y, de forma muy importante, el contexto social en el que transcurre la vida universitaria. Por ello, es urgente y necesario que los docentes adopten una actitud crítica, asertiva, innovadora, creativa y reflexiva sobre cómo aprenden los estudiantes, cómo ellos les enseñan y cómo aprenden ellos mismos (México U. N., Centro de Formación y Profesionalización Docente de la UNAM, 2018).

Para que la Universidad pueda cumplir sus tareas académicas, laborales e investigativas requiere de profesores preparados, que no sólo sepan el contenido científico y disciplinar, sino que sepan enseñar los programas y contenidos útiles que una sociedad estudiantil requiere, de aquí la necesidad de que en la universidad se enseñe a los profesores a educar, para que sus estudiantes aprendan a aprender (Cáceres, 2013).

La capacitación y formación docente está basada principalmente en los estilos de profesionalización disciplinar y en menor medida en los campos didáctico-pedagógicos; por ello, es importante considerar la necesidad de provocar en los docentes actitudes reflexivas, críticas e innovadoras que promuevan interés y empatía por metodologías que pueden aplicar propiamente en su labor docente y puedan aportar clases dinámicas, interactivas e innovadoras que garanticen el aprendizaje significativo en los alumnos de nivel licenciatura.

La importancia de la profesionalización pedagógica en los docentes radica principalmente en la capacitación y actualización continua y permanente, que no solo permita el dominio y comprensión de las asignaturas que imparte, sino que favorezca la creación de recursos y técnicas didácticas que apoyen su práctica docente. Esto hace necesaria la propuesta de un proyecto enfocado a la formación pedagógica que permita el interés y la reflexión, así como la motivación, para no solo transmitir su conocimiento, sino para saber cómo transmitirlo y que el alumno lo comprenda para lograr el aprendizaje significativo. Fue así como los campos temáticos de estudio en México cambiaron a partir de 1996 y se concibieron los procesos institucionales y de formación en 2013, en los que se establece la formación en educación y los procesos institucionales de las universidades (México U. N., Centro de Formación y Profesionalización Docente de la UNAM, 2018).

Se debe considerar entonces que la formación y profesionalización docente forma parte de los reglamentos y estructura de organización que imponen las instituciones educativas, así como de la oferta académica que ponen a disposición de su planta docente, como cursos, talleres, diplomados, seminarios, simposios, entre otros. Lo que requiere que el catedrático universitario reflexione y analice críticamente que la capacitación y actualización docente no es un requisito institucional en sus fases inicial, continua y permanente (Figura 1), sino un abanico de posibilidades para estimular y promover diferentes rutas de aprendizaje en sus estudiantes, al contar con herramientas tecnológicas y didácticas para ejercer su labor docente con la finalidad de generar educación de calidad.

A continuación se presentan en la Figura 2 los resultados de un ejercicio estadístico de un grupo de 139 docentes que integran la planta docente de la FES Zaragoza, donde se pueden observar las preferencias en su formación docente de acuerdo con el siguiente formulario: https://cutt.ly/2nNlBBV

Figura 2. Preferencias de formación docente para 139 docentes de la planta docente de la FES Zaragoza

En la tabla 1 de la figura mencionada se observa que más del 50 % de los docentes prefieren los cursos-taller porque les permite relacionar la actividad teórica y práctica, mientras que, en la elección de la modalidad, más del 50 % elige el tipo semipresencial (tabla 2). En el tipo de capacitación (tabla 3), la decisión para seleccionar el curso de su interés en ciencias de la educación, disciplinar, laboral, curricular o de adquisición empírica siempre estará en función de su libre elección, pero en docentes que carecen de visión educativa y

didáctica no perfila dentro de sus intereses personales y es ahí donde las propuestas deben estar enfocadas a las necesidades de la profesionalización pedagógica. Hoy en día, se puede considerar que la implementación de las tecnologías ha permitido trabajar más allá de un espacio físico como es el aula, pues la trascendencia de las herramientas virtuales ha modificado e innovado las clases sincrónicas y asíncronas.

La capacitación académica es entonces parte esencial del docente universitario, no solo disciplinar y curricular, sino debe ser integral en la formación pedagógica y didáctica. Debe permitir la mutua y armónica relación entre la institución educativa y el docente para que juntos seleccionen y determinen, con base en las necesidades propias de los procesos educativos, aquellas herramientas y recursos que permitan cumplir con el objetivo esencial de la universidad: proporcionar educación de calidad.                                                                


Referencias

Cáceres, M. et. al. (2013). La formación pedagógica de los profesores universitarios. Una propuesta en el proceso de profesionalización docente. https://rieoei.org

Castells, M. (1999). La era de la información. Tradución de Carmen Martínez Gimeno. En Volumen 1: La sociedad red (págs. 29-31). Siglo XXI Editores.

Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. (2003). http://www.itu.int/wsis documents/index1-es.html

México, A. A. (2021-2023). Contrato Colectivo de Trabajo. En D. D. Académico, Cláusula No. 3 (pág. 17). Editores Buena Onda, S.A. de C.V.

México, U. N. (2018). Centro de Formación y Profesionalización Docente de la UNAM. Coordinación de Desarrollo Educativo e Innovación Curricular.

México, U. N. (9 de diciembre de 2020). Portal de Estadística Universitaria. http://www.estadistica.unam.mx/numeralia/

Rodríguez Vite, H. (2017). Importancia de la formación de los docentes en las instituciones educativas. https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/huejutla/article/download/2219/4683?inline=1

UNESCO-IESALC. (1998). Educación Superior y Sociedad. Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: Visión y Acción, (pág. 107 y 108).

 

 

 

 

 

 

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